Actualmente las cirugías de trasplante capilar se realizan de manera ambulatoria y son mínimamente invasivas para el paciente, permitiendo una recuperación casi inmediata y segura.
Sin embargo, no siempre fue así. En sus inicios, las cirugías de injerto capilar requerían obligatoriamente el uso de bisturí y sutura en el cuero cabelludo, lo que implicaba mayores cuidados y tiempo de recuperación.
Conoce la evolución del trasplante capilar
La evolución del injerto capilar ha sido posible gracias a los avances médicos y tecnológicos disponibles, derivando en la técnica más avanzada conocida como extracción de unidades foliculares o técnica FUE.
El primer registro de una cirugía de trasplante de cabello data del año 1822 por un estudiante de medicina y su profesor en Alemania. Se tomó un parche de cuero cabelludo de una zona de la cabeza a otra de un paciente.
Y aunque se consideró un éxito y se declaró que esto ayudaría a personas que sufrían de calvicie alrededor del mundo, no se encuentran más menciones por lo menos hasta el siglo XX.
Las cirugías de trasplante capilar modernas comenzaron en el año 1939, mediante una técnica desarrollada por un dermatólogo japonés. La técnica denominada “punch technique” estaba enfocada en restaurar cabello perdido por lesiones o quemaduras.
Esta técnica tomaba parches de piel con folículos sanos y los colocaba en micro-canales en las áreas afectadas. Otro médico en Japón logró reducir el tamaño de los injertos pocos años después.
En la década de los 50 llegó el trasplante capilar a los Estados Unidos.
El médico Norman Orentreich realizó la cirugía en 1952 y sus estudios fueron publicados siete años después.
En esta etapa de la evolución del injerto capilar se utilizaban injertos de 4 milímetros, que se consideran relativamente grandes y resultaban en cicatrices que no tenían una apariencia natural y se volvían muy notorios.
A pesar de esto, esta técnica continuó hasta principios de los 80. En la última parte de esta década y principios de los 90 surgió la técnica FUSS, que refinó el proceso significativamente.
Sin embargo las cicatrices resultantes aún podían distinguirse y aun no se adquiría una apariencia natural, lo que obligaba a ocultar las marcas con peinados de cabello largo.
Trasplante folicular sin necesidad de bisturí
Actualmente los trasplantes capilares toman unidades foliculares de manera individual y se injertan en la zona menos poblada. Este procedimiento se realiza con instrumentos altamente precisos.
De esta manera las cicatrices resultantes son tan microscópicas que pasan completamente inadvertidas para el ojo humano, adquiriendo una apariencia 100% natural para el paciente.
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